La espeleología es una disciplina basada en la exploración de cavernas y cuevas. La palabra se define sola si atendemos a su etimología, ya que proviene de los términos griegos spelaion, que significa cueva y -logia, que significa tratado. Se puede decir que en la espeleología se dan la mano ciencia y deporte, ya que confluyen una actividad con ciertas dosis de riesgo y técnicas similares al montañismo, con el estudio de simas, cuevas y cavernas, desde varios puntos de vista, entre ellos el geológico, aunque también tienen algo que decir biólogos y arqueólogos. Se puede afirmar que el fundador de la espeleología, tal y como la conocemos hoy en día, es Edouard Alfred Martel, que visitó y topografió más de 200 cuevas de Europa y América.
La espeleología como deporte
Para muchos espeleólogos la actividad que realizan es tan sólo un deporte en el que buscan, y ya es mucho, la superación de retos y/o el contacto con la naturaleza de una forma un tanto especial. Como ya hemos dicho las técnicas usadas serán similares al montañismo, por tanto en un principio también lo será parte del equipamiento usado, ya que en sus orígenes el equipo del espeleólogo derivó del equipo del montañero, aunque poco a poco ha ido especializándose. Siguiendo con disciplinas deportivas, también hay que hacer mención del buceo, ya que en ocasiones parte de las simas están bajo aguas subterráneas, así que el buceo será indispensable para explorarlas en su totalidad.
¿Qué ciencia estudia la espeleología?
Tres grupos muy interesados en los estudios espeleológicos son los arqueólogos, antropólogos y los paleontólogos, ya que las cuevas fueron "las primeras viviendas" utilizadas por los hombres, fueron refugio de variopintas culturas que han dejado muestras de su paso: fósiles y pinturas rupestres, por poner sólo dos ejemplos.
Los biólogos tienen su propia parcela dentro de la espeleología: la bioespeleología, en la que estudian la flora y fauna propia de cuevas y cavernas. El hecho de que se dé un entorno especial, en ocasiones totalmente aislado del exterior, propicia el estudio de diferentes casos de adaptación a la vida subterránea y sus especiales características. Estos organismos tienen que estar capacitados para sobrevivir en la oscuridad, con un alto grado de humedad y sin variaciones climáticas a lo largo del año. A estos animales se les puede clasificar según su grado de relación con las cuevas: troglóbios si han de vivir permanentemente en un ambiente subterráneo, troglóxenos si permanecen una parte de su ciclo vital en el interior de las cuevas y otra parte fuera, y troglófilos si pueden sobrevivir tanto dentro como fuera de las cuevas.
Los geólogos por su parte, bajo el nombre de geoespeleología, estudian las diferentes estructuras geológicas que se pueden encontrar en el interior de cuevas y cavernas (por ejemplo estalactitas, estalagmitas y los diferentes cristales que existen en las cuevas calizas), la mineralogía de cada lugar, y por supuesto los procesos formativos que dan origen a las diferentes estructuras subterráneas.
Formación de Cuevas y Cavernas. Karst.
Pueden formarse de muchas maneras diferentes, pero el mecanismo más común es sin duda el que da lugar a las formaciones kársticas. Tiene su origen en el efecto del agua sobre las rocas calizas, que son ricas en carbonatos de calcio. Se produce una disolución química y el agua va erosionando la roca de forma paulatina.
La fórmula química que explica este proceso es la siguiente:
CaCO3 + CO2 + H2O a Ca2+ + 2HCO3-
Fórmula que podemos aclarar de la siguiente manera:
CaCO3: Es el carbonato cálcico, presente en las rocas calizas.
CO2: Fórmula del dióxido de carbono, gas presente en la atmósfera.
H2O: Fórmula del agua, que en esta ocasión procederá del agua de lluvia.
El carbonato cálcico ha quedado disuelto por el agua, y por tanto nos queda:
Ca2+: El ion calcio disuelto
En un lento proceso se va disolviendo poco a poco la roca, posteriormente entran en acción otros procesos erosivos, de tal manera que se va conformando un paisaje cuajado de grietas, simas, cuevas y cavernas. Los paisajes en los que predomina la roca caliza, y por lo tanto el relieve está marcado por el proceso comentado, reciben el nombre de Karst, denominación originaria de los paisajes de la región balcánica de Istria (antigua Yugoslavia).
Como ya hemos mencionado, no todas las cuevas tienen el mismo proceso de formación. También existen cuevas volcánicas, que han surgido de derrames de lava, o cuevas que han sido formadas por procesos erosivos, ya sean causados por el viento, o por el agua, tanto el agua de lluvia como el agua del mar en sus embates contra la costa, (independientemente de la participación que el agua tiene en la formación de los karsts).
Una curiosidad para finalizar; cuevas conocidas por sus características hay muchas a lo largo y ancho del planeta, pero podemos mencionar dos: la de Flint Ridge (Estados Unidos), por tener 117 km de longitud, y la de Pierre de Sainbt-Martin (Francia), por tener una profundidad de 1.180 metros.
